jueves, 14 de diciembre de 2006

Los alimentos naturales, afrodisiacos del amor


El placer sexual es uno de los más codiciados y buscados por la especie humana. De hecho el hombre se ha ocupado del amor y de los afrodisíacos desde que la historia es historia. En todas las culturas se han preparado filtros y pócimas de amor, ungüentos y practicas rituales para atraer al sexo opuesto, potenciar la sexualidad y la fertilidad.
El origen de los afrodisíacos se remonta mucho antes que la antigua Grecia y no hay cultura antigua o moderna que no cuente con diversas plantas estimulantes. El término afrodisíaco proviene de Afrodita, diosa griega del Amor, que surgió desnuda de la espuma del mar de Cythera en el siglo VI, a. de C.; Homero la señala en su himno como responsable de poner el deseo en las fieras, los hombres y los dioses, hasta hacer extraviar la razón de Zeus.
La primera mención de los afrodisíacos procede de unos papiros egipcios de los años 2200 y 1700 a de C. Tambien en la Biblia (Antiguo Testamento - Génesis 30: 14 y 15), en los libros de amor de La India, de la Antigua Grecia y en las recetas de los árabes, se mencionan estas "sustancias milagrosas".
Los primeros afrodisíacos eran plantas y alimentos, cuya forma se parecía mucho en su estado natural a los órganos sexuales masculinos o femeninos o compartían el mismo perfume que las secreciones sexuales. Cuando los antiguos griegos y romanos querían "aderezar" su vida sexual, bebían unos tragos de un líquido llamado Satirión (de la palabra griega sátiro, un dios que permitía los excesos sexuales), que se sacaba de una especie de orquídea con bulbos en forma de testículos humanos. Se dice que "Hércules, al recibir la bebida de Tespios, desfloró a las quince hijas de su anfitrión en una sola noche".
La mandrágora - cuya raíz tiene forma de pene - era otra planta considerada afrodisíaca. Se decía que cuando se ahorcaba a un hombre, éste eyaculaba y la mandrágora saltaba de la tierra donde caía el semen. En la Edad Media, comer un plato lleno de cebollas era una forma segura de prolongar una erección y aumentar la cantidad de esperma, propiedad compartida por otros vegetales con forma de testículos como el ajo, el rábano y el nabo. Frutos con montones de semillas como la granada o el higo se recomendaban para aquellos que querían muchos hijos.
Se cuenta que Giacomo Casanova, tenía un arma secreta afrodisíaca: confiaba en el chocolate caliente. Parece ser que no estaba equivocado pues según sostienen investigadores de la universidad británica de Bristol, el chocolate, tiene una sustancia que en las personas suscita una "grata sensación". El organismo humano aumenta la producción de la sustancia feniletinamina con la ingestión de chocolate. En sus memorias, Casanova también confiere poderes para potenciar la capacidad sexual a una ensalada de huevos. La salsa de la ensalada, compuesta por salvia, hierbabuena, cebolla, pimienta negra y vinagre debe ser preparada dos semanas antes de ser empleada. Casanova le añadía luego las yemas de seis huevos recién cocidos, lo que al parecer le permitía realizar maratones amorosa de seis sesiones. También formaban parte de sus recetas las ostras, el caviar y las trufas, según su biógrafa Ruth Bombosch.
Codiciados desde la Antigüedad, la mayoría de los brebajes afrodisíacos deben su fama a la superstición y a la imaginación. Raíces de alruna, el beleño o el estramonio producen relajación y provocan situaciones de erección engañando los sentidos. Otros productos pueden aumentar el riego sanguíneo de los órganos genitales, como la albahaca, el jengibre y el chile, o provocar una estimulación del aparato urogenital, como el perejil y el apio. Cantáridas, huevos de distintas especies, ginseng, pescados, mariscos etc. son algunas de las sustancias y alimentos especiales de la larga lista de lo que comúnmente se utilizan como el "elixir" de la sexualidad.
Una revisión de la mayoría de las revistas masculinas internacionales nos recuerda el actual mercado de afrodisíacos de millones de dólares. Los hombres que quieren sentir sus efectos gastan millones de dólares todos los años. La mayoría descansa en un efecto placebo y en una gran cantidad de fantasía erótica.


Nuestros afrodisíacos naturales
Las feromonas, existentes en diversas especies animales, son potentes "mensajeros" o afrodisíacos químicos que sirven para que los sujetos de la misma especie se comuniquen entre sí. Consisten en secreciones externas producidas por la piel y las mucosas que actúan a través del olfato o del gusto como una señal sexual y, en consecuencia provocan reacciones sexuales.
También nosotros los humanos podemos generarlas para intensificar nuestros encuentros sexuales, para revitalizarlos, para romper con el tedio y la monotonía que muchas veces nos embargan. Sabemos que el sexo nunca ocurre espontáneamente y si se espera que así ocurra, nos vemos desilusionados.
Encontrar tiempo suficiente para hacer el amor sin apuro es fundamental para mantener un buen nivel de pareja. Luego de los primeros años de convivencia y a veces después de la luna de miel, la sexualidad queda relegada, olvidada, la pareja no tiene "tiempo libre" y no logra salir del ritmo agotador de una agenda llena; por ende, no tienen tiempo para estar juntos. Seguramente en esta situación tampoco tendrán buen sexo.
Y ¿por qué no planificar una salida de fin de semana solos, sin hijos?. En el primer día una de las dos personas expresará sus fantasías y deseos, puede solicitar lo que quiera, tanto sexual como de otra índole. La otra persona es el dador que se ocupa de materializar esos pedidos. Al día siguiente los papeles se cambian. Casi todas las parejas hallan que el juego es esclarecedor y liberador, y al mismo tiempo hace crecer la relación. Cuando termina, ambos han efectuado deslumbrantes descubrimientos sobre las fantasías de uno y otro, así como sobre sus miedos y pasiones.
Existe siempre un preludio, un ritual que nos lleva a lo sexual. Una charla amable durante el desayuno, por ejemplo, tal vez de señales para un encuentro sexual después de la cena. Una caricia en un ascensor puede ser un índice que el clima es propicio para que se encienda la llama de la pasión.
La música puede ser otra de las maneras de despertar deseos pues muchas veces ha quedado asociada, en la memoria, a momentos eróticos. Los perfumes, aromas y esencias suelen ser poderosos estimulantes sexuales y despertar emociones. Nuestro sentido del olfato esta muy ligado, anatómicamente, con partes del cerebro vinculadas a la emoción. De igual modo, también esta ligado a los centros mayores de excitación de la vigilia, estado de alerta y vigor, pudiendo una fragancia de esta manera despertar recuerdos, sentimientos y energía, aun sin que seamos conscientes de ello. El Kamasutra de Vatsyayana aconseja: "En la habitacion intensamente perfumada, el lecho ha de ser blando, agradable a la vista, cubierto por sábanas limpias blancas con guirnaldas y flores encima, dosel y dos almohadas, una en la cabecera y otra a los pies. Tambien debe haber un escabel, sobre el que se colocarán los unguentos perfumados para la noche, asf como flores y sustancias fragantes para perfumar la boca".
¿Y por qué no algo de riesgo? Recordemos la emoción que sentíamos de adolescentes cuando nos acariciábamos en el sofá del living mientras nuestros padres no estaban. Por qué no reintroducir esa sensación otra vez en la vida actual? Eludir la vigilancia de los niños o hacer el amor en el asiento de atrás del coche o en lugares insólitos puede ser una experiencia inolvidable.
Y no olvidemos que las palabras, el conversar, son otro potente estimulante; en el proceso aparecen infinitos descubrimientos, capaces de erotizar a la pareja. Conversar con el otro sobre todo lo que ocurre no evita las discusiones, lo que evita son los silencios nocivos. Es como afinar los instrumentos antes de un concierto, sólo después de que los participantes están bien sintonizados consigo mismos y entre sí les es permitido entrar en la intimidad sexual.
La literatura romántica es rica en alusiones al amor como alimento y al alimento como amor. A través de la historia, comidas, bebidas y pociones se recomendaron por su carácter afrodisíaco. De todas maneras ese carácter es simplemente mítico. Una copa de champan, por ejemplo, es capaz de disminuir inhibiciones y ponernos en estado erótico, pero demasiado alcohol aleja la posibilidad de erección y orgasmo.
Cuando se planifica una fiesta para amantes, los alimentos se eligen por su aspecto sensual: frutillas por su jugosidad, su forma de corazón y color rojo, como la pasion; cerezas, esparragos y ostras, exquisitamente húmedas y carnosas, cuya forma sugiere la región mas intima de la mujer. El buen sexo necesita la misma dedicación, el mismo trabajo que el necesario para preparar una buena comida. Es cierto que una comida rápida nos alimenta y satisface y de hecho es lo que hacemos generalmente pero no tiene "esa" particularidad, "ese gusto" de una comida en la que se ha prestado atención a los detalles. El ambiente que la rodee, la disposición del lugar donde se sirve, el poner la mesa de una manera atractiva, con flores, iluminación intima y música suave son tan importantes como la habilidad culinaria empleada en ella.
Todos estos "afrodisíacos", utilizados de modo variado y agregándoles todas las particularidades creativas de las que los seres humanos somos capaces re-crea o crea esa magia necesaria para revitalizar nuestro vínculo.

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